La sintonía, la música, el modo en que nos mecemos en la balsa, en el vaivén de las olas. La sintonía, la música, el modo en que caminamos sobre el agua, en el vaivén de los sueños. La sintonía. El modo en que resuelvo mis problemas, en el vaivén de las horas. La música. El modo. Hay días afinados. Los minutos pasan y curan las desprolijidades del tiempo. Hoy soy joven, el día es viejo. El modo en que resolvemos la ansiedad. Ayer pasó algo hermoso y hoy ya es viejo. Ayer la sinfonía llegó al cenit y hoy estoy muy debajo de mí. Querría saber cómo estar siempre en ese lugar. Y sólo hay que empezar de nuevo. Desde cero. Cada día. La maldita cadencia.
(Para Nat y Lydia).
Me encantó! Gracias!
ResponderBorrarEfe, sos lo más!
ResponderBorrarsi pudiesemos ayer y hoy estar aqui y allá, todo fulgor se enrogecería mas de lo más... que un lapacho es capaz de florecer, una sintonía, un rastro, todos los caminos conducen a no se que, o cual ciudad, y para colmo, levitando en el sonido que quiere rastrear ternuras o peligros.
ResponderBorrarHay reflejos en la poesia que nos mueve a decirnos: somos del mismo mar y del mismo viento, de la misma esencia, de ese algo inconcluso y lejano.