Porque así lo dijo John Cheever en un cuento que se llama "El brigadier y la viuda del golf". Y lo transcribo:
–¿Cómo le va, Su Gracia? –preguntó ella–. ¿Quiere pasar, Su Gracia? ¿Su Gracia desea una taza de té... o Su Gracia prefiere una copa?
–Quisiera un martini –dijo el obispo.