Recuerdo ahora aquella poeta de no recuerdo cual ciudad cordobesa: vino con su delgado volumen (ya editado en la imprenta local) y colocándolo a la altura de mis ojos, me dijo, imperativa: -¡Vos vas a hacer que lo publiquen en Buenos Aires!
Casos así, ocurren, ocurren y no dejan de ocurrir.
Se me ocurre, entonces, la solución: un blog. Un blog cuyo título no deje lugar a dudas.
Se me ocurre, entonces, la solución: un blog. Un blog cuyo título no deje lugar a dudas.